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Primera campaña de excavación (2017)

Durante el verano de 2017 se llevó a cabo la primera campaña de excavación arqueológica en la Cueva de las Mejoras, enclave situado en el Barranco de los Gomeros (Tijarafe, La Palma). Su elección se basó en observaciones superficiales que indicaban buenas condiciones de acceso y habitabilidad, así como la posibilidad de que contuviese un paquete sedimentario lo suficientemente importante y protegido como para ofrecer información relevante sobre procesos de producción, actividades domésticas, cronología absoluta y relativa, etc. El yacimiento presentaba un muro de cerramiento histórico con una puerta de entrada que fue documentado antes de su desmantelamiento parcial. La cueva fue acondicionada en tiempos históricos como almacén para productos agropecuarios (forrajes, cereales, almendras, etc.), como establo para ganado (cabras, vacuno y porcino), y como vivienda.

La intervención pretendía, en primer lugar, identificar los diferentes usos históricos que había albergado la cueva, con la intención de conocer el alcance de los mismos y la posible afección que estos pudiera ocasionar a los paquetes sedimentarios. En segundo lugar, era necesario establecer la dinámica estratigráfica del yacimiento, con el fin de determinar los distintos contextos en los que se habría desarrollado la vida cotidiana de los grupos que la habitaron. En tercer lugar, se buscaba determinar en qué medida y alcance habían afectado los procesos postdeposicionales y antrópicos al registro material y estratigráfico, pues su concreción permitiría focalizar las interpretaciones derivadas del registro arqueológico en su dimensión cronológica y espacial. El objetivo final consistía en contrastar los resultados obtenidos en la excavación arqueológica con las conclusiones alcanzadas en otras excavaciones del contexto insular (Cueva de Belmaco, Cueva del Tendal, Cueva de los Guinchos, Cueva del Humo, etc.).

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Primeros resultados

Se acometieron cuatro sondeos, de diferentes dimensiones y en distintos puntos del interior y exterior de la cueva. Se obtuvieron 233 registros y 1.669 piezas arqueológicas, entre las cuales destacan numerosos fragmentos cerámicos, de todas las fases salvo la IIIc; piezas de fauna de ovicaprinos y malacológicas en una cantidad relevante; restos ícticos, entre los que se han podido diferenciar vieja y morena; artefactos elaborados sobre hueso y concha (cuentas, leznas y punzones), de excelente factura; y piezas líticas, tanto sobre basalto, disyunciones columnares y vidrio volcánico, en algunos casos obsidiana.

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Una cueva reutilizada

La excavación de la Cueva de las Mejoras evidenció que sus depósitos sedimentarios fueron seriamente alterados en el periodo histórico. Una vez levantados los niveles superficiales, se identificó una capa de cenizas en toda su superficie que alteraba la totalidad de estratos. Fue interpretada como evidencia de un episodio de incendio provocado que afectó a toda la oquedad, y cuyo inicio se encontraba en una hoguera situada en la zona central de la cueva. Esta práctica, asociada a la limpieza e higienización, resulta habitual en este tipo de contextos y llega a vincularse al denominado “sajumerio”, práctica conocida en la zona y destinada a ahuyentar malos espíritus que pudieran hacer enfermar al ganado impidiendo su reproducción natural.

Así pues, y desde el punto de vista arqueosedimentario, el yacimiento no proporcionó argumentos arqueológicos que permitieran una interpretación sobre su ocupación aborigen, solo en el periodo histórico. Sin embargo, desde la perspectiva de la cultura material recuperada, puede afirmarse que la Cueva de las Mejoras ofreció un registro de primera magnitud, y que convenientemente insertado en las sistematizaciones ya existentes y publicadas para la cultura material benahoarita (especialmente en relación a la producción cerámica), permite definir algunas características esenciales para comprender el poblamiento aborigen de la comarca Noroeste de la Isla y, por tanto, para ampliar el conocimiento ya disponible del resto del territorio insular.

Segunda campaña de excavación y Primer Campus de Arqueología (2018)

Entre la segunda mitad de julio y la primera mitad de agosto de 2018 se desarrolló la segunda campaña de excavaciones arqueológicas en el BIC del Barranco de los Gomeros (Tijarafe). En esta ocasión se procedió a excavar dos yacimientos diferentes: la segunda intervención en la Cueva de las Mejoras y la primera en la cueva del Lomo de las Viñas I.

Además, y dentro de la estrategia de difusión que desarrolla el Proyecto “Occidente”, las labores de campo de esta nueva campaña arqueológica se complementaron con el desarrollo del I Campus de Arqueología de Tijarafe. Se ofreció la experiencia a quince participantes para que conviviesen durante un mes con el equipo técnico, aprendiendo los diversos aspectos metodológicos de una intervención arqueológica, en este caso de una excavación. Los participantes procedían de diversos ámbitos, tanto universitarios como laborales, pues uno de los objetivos era proporcionar a personas con perfiles diversos la posibilidad de interactuar en una excavación arqueológica.

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Alojados en el bonito albergue del Pinar de Tijarafe, el grupo fue distribuido entre las dos cuevas objeto de excavación. En ellas los participantes contribuyeron de forma entusiasta en todas las actividades desarrolladas (extracción y cribado de sedimentos, reconocimiento y clasificación inicial de los materiales localizados, lavado, signado de materiales, etc.). Además de las cuestiones de carácter práctico, se ofreció la impartición de una serie de contenidos teóricos que corrieron a cargo de reconocidos especialistas en diferentes ámbitos arqueológicos y de diversas excursiones a yacimientos arqueológicos insulares. El I Campus de Arqueología de Tijarafe fue realmente un éxito, y a ello contribuyó la formidable composición humana que lo integró, su gran interés por adquirir conocimientos, su total disponibilidad en el momento de efectuar todos los trabajos requeridos y su adaptación a la rutina característica. Tanto el Equipo Técnico como el Ayuntamiento de Tijarafe se implicaron de forma decidida I Campus de Arqueología de Tijarafe (2018).

Cueva de Las Mejoras

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Esta nueva intervención fue continuadora de la primera, aunque en este caso se practicó una excavación en extensión, esto es, cubriendo unos 25 de los 29 m2 con que cuenta la superficie de la cueva. Se pretendía completar la excavación de la cueva y confirmar los resultados obtenidos en la campaña anterior. Se observó que la dinámica arqueosedimentaria del yacimiento continuaba igual pero, en esta ocasión, el revuelto afectaba a toda su amplitud. El análisis estratigráfico se completó y complejizó, apareciendo hasta tres unidades nuevas en las zonas no afectadas por la excavación de 2017, pero todas ellas históricas, pues junto a los materiales de origen benahoarita, que siguen siendo de una riqueza destacada, se documentaron numerosos materiales históricos como plásticos, cauchos, vidrios, cerámicas populares o vegetales (cañas o cáscaras de almendra).

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Se generó un perfil en el sector SE de la cueva en el que se muestran cinco de las seis unidades registradas, quedando aún una pequeña porción en este sector de la cueva que puede ser excavado en el futuro. Pudo precisarse que el levantamiento del muro que cierra la cueva y la hoguera de limpieza practicada en su interior se debieron producir en un momento coetáneo, y que estimamos entre finales del siglo XIX y principios del XX, lo cual también ha sido constatado con información oral. En cuanto a la cultura material recuperada, se completó la presencia de la secuencia cerámica aborigen con la aparición de la única subfase cerámica que no lo había hecho en la campaña anterior: la subfase IIIc. Junto a nuevos ejemplares de cuentas de collar (concha, hueso y madera), punzones/leznas de hueso, se constató la insistencia en el uso de piezas líticas vítreas próximas a la obsidiana y la preferencia de la talla lítica sobre disyunciones columnares extraídas de diques basálticos. También se comprobó de forma más fehaciente que el consumo de recursos marinos fue muy importante para los moradores de la cueva, posiblemente en todas sus fases de ocupación, siendo las especies más consumidas las lapas y pescados como viejas, morenas y sargos. Así, el uso doméstico en el periodo aborigen parece claro tras las dos intervenciones, mientras que en el periodo histórico la cueva fue alterada en su composición sedimentaria al menos en dos ocasiones, siendo el uso preferente, una vez que se tapió, el de almacén de productos agropecuarios, aunque ocasionalmente pudo haber servido como establo para un grupo reducido de cabras o cerdos. Su último uso, en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, fue el de secadero de tabaco. En total, se recuperaron en esta segunda campaña 8.696 piezas arqueológicas.

El Lomo de las Viñas I

La cueva del Lomo de las Viñas I se sitúa frente a la Cueva de las Mejoras, en la ladera izquierda del barranco. Sus excepcionales condiciones de habitabilidad y una escasa alteración en superficie señalaban a priori que la intervención podría ser exitosa. Así, en primer lugar, se decidió practicar dos sondeos estratigráficos, y si los resultados eran óptimos, plantear una intervención de mayor envergadura. Los sondeos se abrieron en el interior y en la visera del lado norte.

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La intervención ofreció unos resultados esperanzadores. En el Sondeo A, situado más al interior, aparecieron unos niveles superficiales escasamente alterados, aunque se documentaron algunos paquetes de cenizas históricas. Lo más interesante es que se documentaron hasta 5 niveles de cenizas, aparentemente aborígenes, superpuestos a un posible hogar también aborigen, delimitado con piedras, y bajo el cual se observaron varios niveles de cenizas que aún no han sido excavados. En cuanto al Sondeo B, también aparecieron varios niveles de cenizas, entre ellos uno que seguramente es un hogar aborigen, también con piedras que lo delimitan, y cuya excavación es probable que ofrezca aspectos muy interesantes cuando se complete.

El registro arqueológico del Lomo de las Viñas I también presenta una importante variedad de objetos, tanto productos elaborados como subproductos. Entre los primeros vuelven a ser los restos cerámicos los más frecuentes, seguidos de las lascas procedentes de disyunciones columnares extraídas de diques basálticos, así como el hueso trabajado en forma de punzón o lezna. En cuanto a los subproductos, destaca la presencia de fauna, en muchos casos afectada por la incidencia del fuego, y en menor medida restos de conchas de lapas (en cantidad muy inferior a las documentadas en la Cueva de las Mejoras) y de pescados como la vieja o el sargo. En cuanto a la producción cerámica, resulta llamativo, en comparación con el registro obtenido en la Cueva de las Mejoras, el hecho de que, aunque se documentó la totalidad de la secuencia cerámica, la presencia de los grupos cerámicos II y III fue muy mayoritaria, siendo las del I y el IV testimoniales. Aún falta por continuar la excavación, lo cual puede modificar este hecho, pero la cuestión presenta una interesante divergencia con respecto a la ocupación de la Cueva de las Mejoras, pues mientras allí parece que la cavidad fue ocupada a lo largo de toda la presencia aborigen en la Isla (ss. I a.C. / I d.C. – s. XV), en el Lomo de las Viñas I la ocupación habría sido únicamente entre los siglos V y XII d.C. aproximadamente. Sin duda alguna, la excavación completa de sus hogares puede revelarnos información precisa sobre aspectos de la ocupación aborigen del barranco y del poblamiento insular.

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Tercera campaña de excavación y Segundo Campus de Arqueología (2019)

En el verano de 2019 se acometieron dos acciones, una intervención arqueológica en la Cueva del Granero y la continuación de la prospección arqueológica superficial de la zona declarada BIC, iniciada en 2018.

El conjunto etnográfico y arqueológico de la Cueva del Granero se ubica en el margen derecho del barranco en su tracto medio, bajo una gran visera de basalto, cerca de la Cueva del Cura y de la Cueva de las Mejoras. Su intervención constituía una magnífica oportunidad para observar de qué forma se superponían las ocupaciones históricas a las prehistóricas, dado que, en superficie, además de los materiales históricos identificados y la estructura propia del granero, había materiales de origen benahoarita, muchos de ellos extraídos por las expoliaciones sufridas. Además, la presencia de un complejo estructural que podía corresponder al granero de los Gomeros, señalado por la tradición oral y escrita, ofrecía la posibilidad de estudiar un tipo de construcción con origen en la Edad Moderna escasamente conocidos en La Palma.

La zona del emplazamiento se encontraba, antes de la intervención, anegada de escombros y vertidos procedentes de la parte superior del barranco, tirados desde la carretera, así como llena de maleza producto del abandono. En el frontal de la cueva existe una construcción histórica compuesta de dos edificaciones: un muro de contención levantado sobre la ladera rocosa del barranco y cuya parte superior se constituye como una terraza ubicada en el frontal oeste de la cueva, y un edificio, actualmente derruido y cubierto de escombros, que constituía el granero histórico, también levantado sobre la ladera rocosa del barranco frente al sector este de la cueva.

Todo el conjunto arqueológico y etnográfico fue limpiado y adecentado, retirándose los vertidos de la boca oeste de la cueva y la vegetación, para proceder a subdividir el conjunto en 5 Sectores. En esta labor participaron activamente los miembros del II Campus de Arqueología de Tijarafe. La cueva presenta dos bocas separadas por una columna natural de roca y orientadas al SW.

La actividad en tiempos históricos debió llevar aparejadas algunas regularizaciones del suelo de la cueva, afectando de forma evidente a los paquetes estratigráficos, cuestión que ha mostrado con contundencia la Cueva de las Mejoras. En la superficie actual de la cueva se mezclan algunos materiales de naturaleza aborigen (cerámicas y objetos líticos) con objetos históricos (cerámicas de tradición popular, industrial y de importación, objetos en metal y restos faunísticos de ovicaprinos y vacuno, etc.). Salvo las cerámicas de importación y de producción estandarizada, que no parecen de uso anterior a la segunda mitad del siglo XIX, los otros materiales pudieron haber sido de uso frecuente en cualquiera de los siglos posteriores a la Conquista hasta la segunda mitad del siglo XX.

En concreto, los materiales recuperados de cerámicas históricas se han comparado con los obtenidos en los yacimientos anteriormente intervenidos, y se ha observado que en las Cuevas del Granero aparece toda la representación de las producciones cerámicas del periodo histórico: tradicional a mano, tradicional a torno, industrial estandarizada y loza de vajilla de importación, lo cual permite comprender mejor la evolución que experimentó la población histórica que habitó el barranco en la adquisición de productos materiales, en este caso en relación a recipientes cerámicos.

La ocupación aborigen de las Cuevas del Granero no puede ser precisada solo con los datos recuperados en su prospección superficial. Solo cabe exponer, por la importancia en relación a la cronología relativa que ha demostrado poseer la cerámica aborigen, que se han localizado en la Cueva del Granero I fragmentos cerámicos de los grupos II (posiblemente del subgrupo IIa), III y IVb. Debió de ser una cueva de habitación, pues sus condiciones de habitabilidad son idóneas, así como la exposición al sol durante la mayor parte del día, manteniendo la cueva seca.

Octava campaña y Tercer Campus de Arqueología (2024)

Aunque los trabajos técnicos no han llegado nunca a detenerse, pues desde entonces se han realizado diferentes campañas de excavación y prospección, han tenido que pasar cinco años para volver a tener otro Campus de Arqueología en el Barranco de los Gomeros.

Tras la cancelación in extremis de 2021, entre los meses de julio y agosto de 2024 volvió a celebrarse nuevamente el Campus. Esta tercera edición se centró en la metodología de prospección como método científico para reconocer yacimientos en el territorio, desarrollándose en paralelo a la 8ª Campaña del Proyecto Occidente. La prospección permite reconocer, identificar y registrar los yacimientos arqueológicos que aún conserva una determinada zona, para que su localización esté disponible tanto para las investigaciones que puedan realizarse como para su conocimiento por parte de las administraciones competentes, las cuales tienen la obligación legal de gestionar y mantener ese legado.


La campaña de prospección cubrió dos tramos diferenciados del territorio tijarafero. En primer lugar, el espacio comprendido entre el Lomo de la Castellana y la margen izquierda del Barranco del Mocán, en la costa del pago de Aguatavar. Mientras que el otro se centró en los cauces de la Costa de El Jesús. Ambas zonas tuvieron una importante ocupación aborigen, destacando los barrancos de Los Gomeros, El Jesús y El Mocán. Los resultados científicos obtenidos durante estas semanas puede definirse como excepcionales, pues se han identificado más de treinta yacimientos arqueológicos, desconocidos hasta la fecha, que se suman al centenar de enclaves ya inventariados en las diferentes campañas realizadas. Aunque el municipio de Tijarafe, así como algunos otros de La Palma, empezaron a ser investigados desde la década de 1990, lo cierto es que la información recopilada en dichos trabajos de campo está desfasada o, directamente, ha quedado inservible debido a la metodología empleada para la identificación de los yacimientos en el territorio. El empleo hasta fechas recientes de la cartografía en papel para localizar los enclaves en los catálogos e inventarios ha supuesto una merma considerable del esfuerzo realizado durante tantos años. La ausencia generalizada de referencias cartográficas fiables, más allá de una simple marca en un plano con una escala elevada, ha lastrado su utilidad para los gestores públicos. Entre los objetivos científicos de nuestras campañas ha estado siempre la intención de generar información fiable que pudiera ser consultada, contrastada y comprobada por otros investigadores y que, por tanto, fuese útil a las administraciones con competencias en la gestión del Patrimonio Cultural canario.

Los más de treinta yacimientos inventariados durante el Campus, perfectamente geolocalizados espacialmente, evidencian un panorama muy similar al identificado en otros parajes del municipio. La media docena de cuevas sepulcrales o las ocho estaciones de manifestaciones rupestres inventariadas cumplen los patrones de distribución que ya venimos constatando en las diferentes campañas de prospección del Proyecto Occidente. Como ocurre en el propio Barranco de los Gomeros, aquellas cuencas de pequeño y mediano tamaño que se suceden entre los grandes barrancos de la vertiente oeste de La Palma se encuentran densamente ocupados, conformando amplias unidades domésticas que explotan económicamente el territorio y se apropian simbólicamente del paisaje.


La formación práctica se complementó con diferentes salidas a enclaves arqueológicos de La Palma (en la que no ha faltado una ruta nocturna donde contemplar grabados rupestres a la luz de la luna), visitas a instituciones museísticas y, sobre todo, con una serie de charlas temáticas impartidas por diferentes especialistas. A la larga lista de investigadores que han pasado ya por el Campus, este año se han sumado el botánico Arnoldo Santos Guerra y los doctores en Arqueología Pedro Javier Sosa Alonso e Irma Mora Aguiar, quienes disertaron sobre diferentes aspectos del pasado aborigen de las Islas Canarias y del cercano continente africano.